diciendo adios

Cada día decimos adiós en cada momento de nuestras vidas volvemos la espalda hacia algo o alguien por mirar hacia delante a veces sin querer sin darnos cuenta renunciamos a lo que somos en busca de algo que creemos puede ser mejor sin tomar muy en serio lo que estamos dejando atrás con cada amanecer abandonamos el ayer a formar parte de nuestro triste pasado dentro de cada elección, nuestras demás posibilidades quedan relegadas a la categoría de lo que pudo ser, hasta que llega un momento en que nos damos cuenta que nuestra vida no es más que un conjunto de innumerables saludos y despedidas.
Un buen cigarro, la conciencia momentáneamente limpia, buena música, la sonrisa de alguien que se traga el estúpido orgullo para reparar el dolor provocado a las personas que uno quiere, la noche estrellada y una piteada más el recuerdo de un amor, una lágrima rodando por una mejilla, la libertad de escoger las cadenas, una desilusión y otro que te confía sus penas, un fosforo que da vida a otro cigarro más, la mirada de odio de ese que se cree tu enemigo, la mente en blanco cuando no encuentras las palabras para dar consuelo, otra piteada más, y tres puntos para comprender que esta lista nunca llegará a un fin…

Comentarios

Dragón del 96 dijo…
Que fumas que no invitas.

En serio... nadie piensa en ello hasta que no tienes nada más en que pensar. Alto al camino y muestra la señal, que otros no han de errar.

Slaudos.

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